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Tendemos a pensar en los datos y algoritmos como algo neutral y objetivo, pero esta percepción está muy alejada de la realidad. Los datos pueden incluir sesgos inconscientes, los algoritmos son una caja negra sobre la que no tenemos control: no sabemos qué datos entran ni cómo se interpretan, sólo sabemos el resultado (precio de la vivienda, posibilidad de conseguir un crédito…) y ese resultado se reutiliza como dato de entrada, realimentando la situación y determinando nuestro futuro sin que podamos hacer nada por evitarlo. Como programadores, debemos ser conscientes de esta situación y mitigarla en la medida de lo posible.